Hay sitios tan mágicos, con gente tan maravillosa, que revelan la versión de ti mismo que anhelas poder ser…
Soy un cantautor, un aprendiz de escritor; un amante de la guitarra y un admirador de los prestidigitadores; un ingeniero de garabatos y ruidos; pero más que todo, soy un ser humano.
Soy un ser humano con los anhelos y temores de cualquier persona, luchando por mantenerme despierto, vigilante, útil y humano. Una persona arrastrada por la avalancha de la vida moderna, que como a todos, muchas veces nos consume y reclama.
Un día decidí emprender un vuelo, una aventura, una osadía: una revolución personal que revelara los colores de mi alma. Me despoje de todo lo que me protegía para concebirme vulnerable y sincero conmigo mismo y con las personas que me escuchan. Solo me acompañarían mi voz, guitarra, palabras, y el apoyo invaluable de la gente que cree en mi canto, transeúntes que me bendicen con su amistad.
Mi “Vuelo al Sur”, ha sido una maniobra de autogestión maravillosa, construída con la voluntad y química del instante verdadero, de el proceso de búsqueda sin filtros.
Y así, en este proceso, en este rodar impredecible, errático y grandioso, fue que llegue a una ciudad llamada Oaxaca. Mi fascinación con este increíble lugar comenzó hace mucho debido a libros y noticias que me encontré en el camino alrededor de dos años atrás. Sin entrar en detalles muy subjetivos, debo confesar que me enamoró la idea de poder cantar en un sitio como Oaxaca, el cuál simboliza tantas cosas para mi, debido a sus diarias luchas que van desde lo cultural a lo legislativo, y de lo político a lo educativo. Desde ese momento comencé a cavilar la materialización de un concierto allí, todo impulsado por el espíritu de lucha que pude ver en los habitantes de Oaxaca. Más aún, debo confesar que Oaxaca fue tal vez el catalizador más importante que diese pie a mi “Vuelo al Sur”. Antes de programar cualquier concierto, ya me encontraba en diálogos para concretar un evento en la Fonoteca Eduardo Mata .
Después de muchas decisiones y movimientos, alcé mi vuelo, y mis alas me llevaron a ese anhelado lugar: Oaxaca. Las circunstancias me otorgaron la fortuna de estar rodeado de amigos que considero mis hermanos, y así, mi experiencia en Oaxaca se tornó, en una palabra, mágica. Esta ciudad vive con su lucha a flor de piel, con sus anhelos como bandera, con el bienestar de sus hermanos como su mas importante motivación, y con una necesidad de despertar y no claudicar en el intento. No hay alma sensible que deje Oaxaca sin inspiración y deseos de clamar sus propios anhelos.
En mi humilde opinión, simplemente, Oaxaca es uno de los mejores ejemplos de la Micro-Revolución. Con esto quiero decir que Oaxaca es el mejor ejemplo que he visto de una revolución interna, personal; una emancipación de auto-impuestas concepciones del mundo. Esto va mas allá de hablar de derrocar sistemas creados o de teorías de conspiración. Estoy hablando de finalmente tomar responsabilidad de nuestros actos, trabajando juntos, logrando así una libertad localizada y verdadera en nuestras comunidades. Desde luego, esto no es un trabajo fácil, y quizás Oaxaca, al igual que muchos otros sitios del mundo con una iniciativa similar, tiene mucho que lograr; mas definitivamente, cualquiera que camine las calles de Oaxaca sabrá que esta es una comunidad que esta andando en la dirección correcta a una solución verdadera a nuestras problemáticas modernas.
En conclusión, quiero humildemente invitarles a investigar un poco acerca de Oaxaca, y tal ves, por un instante, ver el mundo a través de los ojos de sus habitantes; es muy posible que esa vista les inspire.
Finalmente, quiero agradecer a la increíble audiencia de Oaxaca, la Fonoteca Eduardo Mata y al Café Cultural La Nueva Babel, por darme la maravillosa oportunidad de compartir mi trabajo y mi canto con ellos.
Gracias por su apoyo, y que continúe el vuelo!