Dos años…
Dos años de búsqueda visceral, de hambre vehemente, de reafirmación solamente obtenida a traves de la examinación sincera y el cuestionamiento diario.
Para alguien que, como yo, canta para ser, el sendero recorrido en los últimos veintiséis meses ha sido el más difícil, y a su vez el más necesario. Si bien el estado de aprendizaje es el estado óptimo del hombre, tambien es cierto que aquello es debido al continuo proceso de provocar y luego caminar hacia el precipicio de la re-evaluación y re-invención; un proceso que me exigía sacudir los fundamentos que había construido con tanto esfuerzo y corazón, y que habían sido la fuente de energía para mis Torpes Intentos De Libertad.
Mas no estuve solo en mi proesa.
Mi maestro de voz, Ron Feldman, como tambien mi familia y amigos, fueron mi guía a medida que me adentraba en la opaca madeja de debilidades y prácticas erróneas que inconscientemente guiaban mi canto… una madeja con fuertes nudos que solo mi perseverancia y espíritu de lucha pudieron deshacer.
El proceso de aprendizaje también es uno de humildad. Es un proceso en el que se debe reconocer que el conocimiento adquirido es solo una de las infinitas facetas del universo, y por consiguiente, este conocimiento no puede ser estático o absoluto: existe una fuente inagotable de la cual aprender.
Pero mi entrenamiento fue mas allá de mi voz, y gracias a mi maestro, me converti en un mejor músico y compositor; me convertí en un mejor estudiante. En medio de la lucha, entendí que todo lo que hacía era impulsado por mi deseo de poder interpretar mis canciones de la manera que ellas me dictaran, y lo que es mas importante aún, poder tener algo que dar; quería tener la capacidad de brindar algo genuino y trascendente a cualquier persona que decidiese escucharme.
Sin duda esto me llevo a crear un set en vivo que me ayudara a transmitir el espíritu de mis canciones de una manera simple, adecuada y completa. Mas esto tampoco fue una tarea fácil…
Desde que Urbe Prima perdió todos sus integrantes, excepto por mí, tuve que enfrentarme a uno de mis más grandes miedos: el miedo a ser un solista. Irónicamente, mi miedo no se alimentaba de dudas referentes a mi capacidad, si no más bien de lo que, en mis ojos, implicaba ser un solista; algo que, debo confesar, deteste y condene sin piedad siempre.
Más para poder tomar una decisión a cerca de la nueva dirección del proyecto, tuve que volver a pensar en la razón fundamental de mi canto; la respuesta se reveló ante mi de la manera mas simple y trascendental: canto por que quiero compartir mis canciones con el que las quiera escuchar.
Este sencillo nuevo entendimiento de mi mismo me dio la fuerza y convicción para continuar caminando con mi música hacia el estudio de grabación y mi habitación de ensayos, asi fuese sin la compañía de una banda: siempre aprendiendo un poco mas y retándome de maneras nuevas, mi brújula apuntando hacia las tarimas.
Aunque también es valido recalcar que a pesar de que ahora Urbe Prima sea un proyecto en solitario, nunca antes he tenido la oportunidad ni el privilegio de trabajar con tanta gente talentosa que aporto tantas cosas a mi proyecto. Al no poseer una estructura definida de “banda”, la flexibilidad para llevar cada canción a niveles que ni yo mismo predije, se materializaron de una manera fluida y natural. Estoy muy agradecido de haber tenido estas experiencias, que prometen darle una dimension muy interesante, no solo a mi nuevo álbum, si no también a mi set en vivo.
Hoy, con “Laberintos”, mi nueva producción finalmente materializada, me siento lleno de convicción, alegría y sin miedo al camino que me espera. Hoy puedo declarar q me siento ansioso por volver al micrófono y cantar para ustedes, como nunca antes, cantar…