Milonga de Una Bestia Salvaje

Promesa divina;
mirada de ilusion repentina y profunda,
pupilas de llama gentil.
Secreto en los labios, calor de hoguera,
vientre sin riendas,
piel desatada y manos abiertas.

¿Que pudiera ofrecerte el preso de la noche,
con ventana opaca al futuro inerte?
¿Que gesto fuese merecedor de tu sincera tibiesa,
si devorando mis soles voy cual furiosa bestia?
Con palabras-hachas cortando el silencio,
perdido entre cielos vacuos,
degollandome el eco.

¿Q’ pudiese yo entregarte al resplandor de un mediodia,
si he visto al mundo entero levantarse en contra mia?
Y yo en contra del mundo: Fatidica ironia.
¿Que provision en manos vacias,
de mil batallas en las que siempre entrego mi vida,
como si fuera mia?
¿Que me queda para darte si mi derroche es mi agonia?

En el ambar de mi fiebre ardo mil veces ciego;
y al final de mis abismos, abismos-hielo de miedo,
arrastrarte no quiero;
preludio a un naufragio certero.

Todo lo que tengo son mis mentiras,
palabras que me trago: vino amargo y sangre fria;
mil fragmentos, mil retazos, mil memorias de mi vida.
Tengo brazos que no alcanzan a tu vida,
canciones que no podre cantarte,
y una mirada fugitiva.
Mil lagrimas que se quedan en mis ojos,
matando unas mil verdades-sonrisas;

¿Si a la bestia le ata el peso de mil millones de esquirlas,
que pudiese yo entregarte al resplandor de un mediodia?

Leo